Pedí un café y un vaso de agua, y el camarero me los puso rápido, con hielo
los dos. Pero el agua me supo mal. Será de grifo, pensé. Y en casa probé de
nuevo, y lo mismo. Como a cal, como a la que tenía Zaragoza hasta hace unos
meses, antes de que los grifos se conectasen con Yesa.
No sé qué ha pasado, si fue la huelga o algún otro corte. De lo que estoy
seguro es de que hoy el agua no venía del Pirineo y que muchos lo notaron, y que este
es un tema que interesa, que debería estar en Heraldo. Pero hoy ya no puedo
aconsejarlo: es mi primer día después de 15 meses en ese periódico.
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